“La confianza es un edificio difícil de construir, fácil de demoler y muy difícil de reconstruir”
Augusto Cury
El mundo empresarial se ha visto sacudido los últimos días por una noticia sobre un fraude cometido por la empresa Volkswagen, la cual instaló deliberadamente un software para evitar controles medioambientales en once millones de sus vehículos en el mundo. La farsa se descubrió accidentalmente por un grupo medioambiental que quería demostrar que los controles para gases contaminantes en Europa eran menos rigurosos que en Estados Unidos, sin embargo su sorpresa fue grande al encontrarse niveles de emisión muy superiores a los permitidos legalmente, hecho que terminó con la participación de la propia agencia de protección del medioambiente americana.
En los siguientes días se ha hablado de las sumas millonarias que la empresa ha perdido por su caída en la bolsa de valores y también las multas que recibiría, incluso su director general Martin Winterkon se ha visto obligado a renunciar ante el escándalo desatado. Las pérdidas serán millonarias y el futuro de la empresa tambalea. En sólo unos días se ha destrozado la reputación de una empresa insignia de la industria automotriz alemana, que se había convertido en una de las marcas de autos más queridas del mundo.
Uno de los modelos más recordados de la historia automotriz del mundo es sin duda el Volkswagen Escarabajo, que inició su producción con el sueño del gobierno nazi de construir el Volksauto o auto del pueblo, pero que rápidamente se convertiría en uno de los engreídos por el público del mundo debido a su bajo costo y a su practicidad. Este modelo se consolidó definitivamente en la década del 50 pero su influencia duró varias décadas, incluso hoy en día es aún posible encontrar alguno en circulación.
También Volkswagen incursionó en otros modelos más modernos y acorde con los nuevos diseños que eran la tendencia del momento, por ejemplo los modelos Golf, Gol, Jetta y más recientemente la camioneta Tiguan. Sin embargo la relación emocional entre Volkswagen y nuestra cultura latinoamericana siempre existió, quién no recuerda la movilidad escolar donde la combi o camioneta clásica pasaba por nosotros todas las mañanas a recogernos para llevarnos al colegio o los paseos familiares o incluso en algunos países como el Perú las famosas combis del transporte público que precisamente llevan ese nombre coloquial debido a esas famosas camionetas.
Este escándalo no ha afectado solamente a una empresa sino a todo un país y el orgullo de un pueblo que se caracteriza por su vocación de trabajo fuerte y ética empresarial. Alemania considera a Volswagen como un símbolo empresarial y la ciudad de Wolfsburgo que ha sido construida alrededor de la planta automotriz en un ícono de la industria que da trabajo a miles de alemanes. Es una parada obligada para muchos turistas que visitan Alemania. The Wall Street describe a Volkswagen como una empresa que encarna el ideal de la economía social de mercado alemana, porque combina la idea de un desarrollo capitalista pero orientado a un sentido social, en otras palabras el ideal del auto del pueblo aún subsiste en el corazón de los alemanes.
¿Cómo reparar el daño y reconstruir lo que ha tomado décadas construir sobre la base de una reputación bien ganada? Es difícil vislumbrar el futuro en estos momentos pero no sería el primer caso de una empresa que renace de sus cenizas como el ave fénix, el caso de Tylenol en estados unidos aún está en el recuerdo y su magnífica estrategia que le permitió sobrevivir y convertirse nuevamente en uno de los líderes de su industria.
Como epílogo de este artículo debo concordar con Ricardo Espíritu-Santo Salgado que la confianza es un capital mucho más duradero que el dinero, y los empresarios latinoamericanos debemos de pensar en el futuro antes de tomar una decisión a corto plazo que pueda significar un ingreso económico mayor con prácticas reñidas con la moral y la ética, pero que en el largo plazo pueda significar la destrucción de nuestra reputación empresarial.