«Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella”
Joan Baez
Hoy 28 de julio del 2050 nos encontramos todos los peruanos muy orgullosos porque el presidente de la corte suprema del Poder Judicial ha sido invitado a Berlín a la sede principal de Transparencia Internacional para recibir el premio anticorrupción y dar el discurso de orden en la ceremonia de premiación. Allí la máxima autoridad del poder judicial explicará cómo se logró erradicar la corrupción de su institución en treinta años. Este acontecimiento coincide con nuestro aniversario patrio y los edificios públicos así como los hogares peruanos lucen embanderados. Una gran multitud está siguiendo la ceremonia conectados vía online desde sus teléfonos celulares y en los colegios se ha pedido expresamente que los niños también puedan presenciar la ceremonia en las pizarras “holograma” instaladas en sus clases.
Dionisio sube al estrado en su impecable traje y algo nervioso sonríe a la multitud que lo observa desde cientos de monitores que transmiten su imagen al mundo. Empieza su discurso contando sus días de infancia así como un hecho ocurrido hace treinta y dos años que tendría una repercusión en su vida futura. Se encontraba sentado con su padre que era juez de paz de una pequeña provincia de la sierra peruana y su madre que era directora de un colegio fiscal. Ese día estaban viendo televisión en la sala de la casa y el presidente de la república declaraba que ante los graves hechos de corrupción que se habían descubierto en las máximas autoridades del poder judicial éste se declaraba en restructuración.
Dionisio visiblemente emocionado contaba que al escuchar la noticia él tenía apenas diez años y empezó a llorar por que pensaba que su padre se quedaría sin trabajo, pero ante su sorpresa su padre lo abraza con una sonrisa diciéndole que las cosas serán mejores a partir de ahora. Su madre se une al abrazo familiar y le susurra en el oído que algún día le tocará a él la responsabilidad de impartir justicia como su padre. El desde niño ya soñaba con ser juez y contribuir a mejorar la sociedad.
Continúa el discurso Dionisio explicando que partir de esa fecha se tomó decisiones valientes que implicaron cambios drásticos de personas pero sobre todo se decidió apostar a futuro y dedicar un presupuesto especial para una campaña de cambio de valores a nivel nacional. Este ambicioso programa incluía una intervención importante en educación de niños de los niveles de primaria y secundaria. También se trabajó conjuntamente con los padres un refuerzo en valores para que puedan apoyar a sus hijos en las asignaciones y conferencias magistrales organizadas por los colegios.
A continuación explica como los medios de comunicación como la radio y la televisión también participaron de campañas de revalorización de valores éticos y con pequeños spots llegaron con su señal a todo el país. En estos mini programas se resaltaba la importancia de la honestidad y se pedía a figuras conocidas apoyar con su presencia.
Lo más interesante resalta Dionisio poniéndole énfasis a sus palabras, fueron las campañas que empezaron a inundar las redes sociales y que eran organizadas por la población civil. Conocidos bloggers así como referentes juveniles en canales de Youtube se unieron a la iniciativa y convirtieron en viral una campaña que duró años. Entonces empezaron a surgir nuevos héroes civiles y cada acto de honestidad fue resaltado. Desde algunos simples como no echar la basura en la calle hasta otros que demandaban más compromiso como no pasarse la luz roja o intentar sobornar a un policía de tránsito empezaron a ser adoptados por la población.
A continuación Dionisio explica la participación de las empresas privadas y como crearon el premio a la honestidad donde se resaltaban iniciativas de instituciones o personas a nivel ético que tuvieran un impacto social. Para esto se destinaron generosos aportes. Los políticos hicieron su parte y fueron capaces de priorizar en el presupuesto nacional la educación y las campañas de valores a pesar que éstas no reditarían a corto plazo para ellos sino que eran apuestas a futuro. Dionisio ha culminado su discurso agradeciendo a todos aquellos peruanos que hicieron posible que miles de niños como él soñaran con un país más honesto y justo. Empiezan a sonar los aplausos.
De pronto escucho la alarma de mi celular y me levanto de la cama todavía medio adormilado, son las 6:00 am, hora de empezar otro día. Entonces tomo mi celular y leo un twitter donde informan que un conocido político acaba de renunciar al haberse visto inmiscuido en un escándalo de tráfico de influencias con autoridades judiciales. Por un momento cierro los ojos y puedo ver de nuevo a Dionisio sonriendo levantando su premio y me digo sólo fue un sueño.