Cuando un amigo se va

 

“Cuando os separéis de vuestro amigo, no os aflijais. Pues lo que amáis en él, puede tornarse más claro en su ausencia, como para el alpinista aparece la montaña más clara, vista desde la planicie”

El Profeta – Gibran Kahlil Gibran

 

En el Perú estamos en una tregua temporal debido a la disminución del número de contagios y muertes diarias por el coronavirus, la cuarentena también ha sido levantada y a pesar de algunas restricciones al tránsito la gente parece agradecer esta sensación efímera de que las cosas han mejorado. La pandemia aún está lejos de solucionarse a corto plazo y en el país deberíamos estar preparándonos para la segunda ola que debería llegar a fin de año. La crisis económica también se siente y nos va a tomar unos años poder recuperarnos como país.

A pesar de que esta sensación de mejora es pasajera, es muy importante para darnos un respiro, para permitirnos tomar un poco de distancia del dolor de la pérdida de un ser querido, de un familiar o un amigo. En el mundo se han perdido miles de vidas como consecuencia de esta pandemia, muertes más numerosas que las producidas por las guerras y en el caso del Perú más numerosas que las producidas por ese flagelo social que significó el terrorismo, el mismo que azotó por dos décadas nuestro país.

A mí me tocó perder un amigo en la pandemia y las sensaciones que me embargan hasta ahora son una mezcla de incredulidad y dolor. No puedes creer que alguien con quien compartiste muchas vivencias, con el que reías durante una conversación ayer hoy ya no esté. Por la forma tan inesperada y rápida que ataca este virus, por la imposibilidad de velar el cuerpo y despedirnos de las personas, toma tiempo asimilar el golpe.

Los especialistas hablan en estos casos de la capacidad de resiliencia, que nos permite sobreponernos de hechos particularmente dolorosos y traumáticos. Creo que muchas personas nos hemos visto afectadas por la pérdida de alguien y en algunos casos bastante cercano. Las cicatrices que esta pandemia está dejando a nivel emocional son profundas, no solamente por la pérdida de una persona cercana sino también por el confinamiento prolongado que genera estrés y depresión. Mucha gente ha tratado de reanudar su vida normal, pero es imposible no sentir algo de temor cuando la muerte ha pasado tan cerca tuyo.

El reto es sobreponernos a estos momentos difíciles y seguir adelante con nuestros proyectos de vida en un entorno diferente al que conocíamos. Como bien dice Yuval Noah Harari, la mayoría de nosotros sobrevivirá a esta pandemia, pero el mundo que nos espera será diferente. En la costa peruana el clima parece haber mejorado y el sol primaveral nos ayuda a levantar el ánimo esperando la llegada del verano en un par de meses. En nuestra Sierra se están preparando para recibir la época de lluvias y un bajón en la temperatura, pero también con la esperanza de que esta segunda ola de la pandemia que se avecine no cause tantos estragos como en su primera etapa.

La vida sigue su rumbo inexorablemente y también la muerte nos acompaña de forma cercana como nos ha mostrado esta pandemia de forma dolorosa enlutando miles de familias en el mundo. Pero después de todo, como nos recuerda el poeta Gibran Kahlil Gibran en boca de El Profeta, protagonista de su obra más reconocida, “la vida y la muerte son una misma cosa, así como el río y el mar son uno”.

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on whatsapp
Share on pinterest
Share on email

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *