Propagación del coronavirus y distanciamiento social, ¿estamos preparados?

 

“Todos los eventos deportivos en los que se espere una alta presencia de aficionados que provengan de zonas de riesgo (norte de Italia, China, Japón, Singapur, Irán y Corea del Sur) tienen la recomendación de que se celebren a puerta cerrada”

Salvador Illa, Ministro de Sanidad de España

 

Ante la inminente propagación del virus en varias partes del mundo y siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y de los expertos sanitarios se han empezado a tomar medidas de distanciamiento social. Estas medidas se toman con la finalidad de evitar una propagación de la epidemia. En otras palabras, significa la cancelación de toda clase de eventos públicos y cierre de actividades educativas, laborales y de diversión que impliquen un riesgo de contagio para las personas.

En China e Italia ciudades enteras han sido puestas en cuarentena, en Japón ya se decidió suspender las clases en los colegios y están a un paso de suspender la realización de las próximas olimpiadas de Tokio. La UEFA ya determinó que algunos partidos de alto riesgo se jueguen sin espectadores, debido a la posible alta afluencia de público de países con alta tasa de personas infectadas con el virus. El calendario de conciertos y eventos artísticos a nivel mundial van a sufrir cancelaciones y suspensiones en Asia y en algunos países de Europa. El reino Unido ya estimó que en el peor de los casos un quinto de su población laboral podría verse infectada con el virus si sigue este ritmo de propagación.

En Francia se cerró el museo de Louvre como iniciativa de los propios trabajadores que temen ser contagiados, igual conducta está siendo tomando por los choferes de transporte público franceses. El pánico está empezando a generar problemas en los servicios públicos y amenaza con paralizar ciudades enteras en los próximos meses.

En Ecuador se ha desatado una ola de temor en la población ante los primeros casos detectados del virus. México y Brasil ven aumentar los casos en su territorio de forma alarmante. República Dominicana también ha encontrado personas con el virus dentro de su territorio. Recientemente Chile y Argentina declararon sus primeros casos de contagio. El Perú no ha pasado más allá de unos pocos casos no confirmados, sin embargo, tomando en cuenta las carencias de los sistemas de salud y prevención de muchos de nuestros países, es probable que el virus ya esté entre nosotros y aún no haya sido detectado, esparciéndose entre la población latinoamericana.

Si el número de contagiados sigue aumentando a este ritmo confirmándose el nivel de pandemia del Covid-19 (nombre técnico del coronavirus), es altamente probable que el número de casos en Latinoamérica aumente de forma exponencial, debiendo empezarse a tomar medidas de distanciamiento social también en nuestros países. ¿Estamos realmente preparados para asumir las consecuencias de estas medidas en los próximos meses?

Me atrevería a pensar que no estamos preparados. Los líderes políticos y dirigentes empresariales están observando la forma como el virus se esparce inmisericordemente en otras latitudes, pero ignorando que lo mismo podría estar ocurriendo en nuestros países en un plazo relativamente corto.

¿Estamos pensando que sucederá cuando las instituciones públicas se vean imposibilitadas de recibir a las personas que están realizado trámites burocráticos, cuando los juzgados dejen de atender al público, cuando los bancos decidan cerrar sus oficinas, cuando los colegios y universidades se vean obligados a cerrar sus instalaciones?

Los empresarios grandes, medianos, pequeños, formales e informales sufrirán por igual los embates de los efectos colaterales del virus. La gente no querrá salir de sus casas por temor a contagiarse, los restaurantes quedarán vacíos, los taxistas dejarán de ofrecer sus servicios paralizados por el miedo. Se restringirán de igual forma las actividades deportivas y de diversión. Los estadios se cerrarán, los conciertos se cancelarán y hasta habrá temor de celebrar una fiesta en el barrio.

Cuando las empresas decidan también cerrar sus oficinas y trabajar a distancia o utilizar el teletrabajo en el mejor de los casos, ¿cuánto tiempo podrán aguantar?, ¿están preparadas para migrar rápidamente a esta forma de trabajo? Sin duda la tensión social aumentará y en nuestros países ya convulsionados, esta situación puede ser altamente combustible y llevarnos en los peores escenarios a reacciones violentas.

Parece una visión apocalíptica de la situación, pero considero que los líderes políticos, empresariales y de la población civil latinoamericana en general deberían empezar a pensar en la mejor forma de mitigar estos efectos. Parece tratarse de una película de ciencia ficción y terror, pero no somos conscientes que esta realidad está muy cerca de llegar a nuestros países.

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