“No somos limeños de sangre más tenemos su cultura, no hemos nacido en provincia más es nuestra sangre”
Nostalgia provinciana. Los Mojarras
Hace poco celebramos un aniversario más de nuestra ciudad capital Lima. Este año 486 fue celebrado de forma diferente y no será recordado con mucha algarabía. Hace un año a pesar de que ya empezaban a circular algunos rumores del virus de Wuhan en el mundo, nuestra ciudad estuvo celebrando esa fecha como de costumbre con sus serenatas criollas y una gran fiesta en la plaza mayor, sin sospechar la fatalidad que los próximos meses traerían consigo.
Estas celebraciones también fueron virtuales como ya nos hemos acostumbrado debido a la pandemia. La población pudo asistir por redes sociales a los eventos programados y quizás con la mente puesta en otras preocupaciones más inmediatas que la celebración de esta ciudad que a veces puede ser muy ingrata.
Mas allá de las circunstancias que vivimos todos como consecuencia del Covid-19, esta urbe fundada por Francisco Pizarro y que está próxima a cumplir 500 años sigue siendo el foco de atracción de migrantes de las provincias que llegan en gran cantidad cada año, atraídos por la necesidad de conseguir mejores opciones laborales, para estudiar, para hacer negocios o simplemente para vivir el “sueño limeño”. Porque, así como existe el icónico sueño americano, en nuestro país para muchos compatriotas Lima es la ciudad donde esperan ver realizados sus aspiraciones y anhelos.
Nuestra Lima, qué duda cabe, es hoy en día la ciudad con más provincianos del país, donde nos mezclamos migrantes de primera generación o descendientes de ciudades de la Costa, Sierra y Selva. Es para muchos donde se come el mejor seco de cabrito con frejoles, rocoto relleno o juanes con cecina. También en los últimos años, es posible encontrar muy buenas arepas, que refleja el gran impacto que ha tenido en la ciudad la llegada de un gran número de ciudadanos venezolanos. Muchos de ellos con el correr de los años ya formaron familias con los limeños contribuyendo a enriquecer ese mestizaje cultural.
Los problemas de nuestra Lima son iguales a los de muchas otras grandes urbes que se han visto sobrepasadas por la cantidad de residentes. Una desmejora en los servicios públicos y la sensación de inseguridad siguen sobresaliendo sobre otros problemas no menos importantes como la falta de transporte público adecuado, la contaminación, entre otros.
El Jirón de la Unión de Valdelomar ya hace muchas décadas que dejó de ser el centro de la ciudad y su lugar ha sido tomado por grandes centros comerciales donde destaca Gamarra, emporio textil y comercial, el símbolo de esta nueva Lima. Ubicada en la Victoria, con sus miles de negocios entre formales e informales y las numerosas personas que la visitan diariamente, Gamarra es el corazón de ese empresariado emprendedor, migrante, mayoritariamente informal que hoy ha hecho de Lima su hogar.
También otros grandes centros comerciales como Plaza San Miguel, Mega Plaza y el Jockey Plaza representan otros rostros de una misma ciudad que abarca diferentes barrios. Para muchos se trata de Limas diferentes ubicadas dentro de una misma ciudad.
Estamos viviendo tiempos difíciles por los efectos inmediatos de la pandemia en materia sanitaria pero la crisis económica que ya empezó nos acompañará por varios años más. Lima no estará exenta de ese panorama por lo que los retos que se vienen en el futuro serán monumentales tanto para las autoridades de turno como para los residentes.