Agroindustria y minería: esperanza y desesperanza frente al Coronavirus

«Agroindustria y minería atraerían inversión extranjera al Perú tras pandemia»

 César Peñaranda – Andina

 

En el Perú estamos en plena crisis producida por el aumento del número de contagios de coronavi

rus y una cuarentena focalizada en algunas ciudades del interior del

país. El panorama aún se ve desolador a corto y mediano plazo con la saturación de

l sistema de salud y el descontrol producido por la insistencia de muchas personas de retomar sus actividades sociales sin tomar en cuenta los riesgos que ello conlleva. Por otro lado, la crisis económica también afecta a la población y hay una necesidad de reactivar sectores productivos claves para el país que puedan generar ingresos y puestos de trabajo para aminorar los impactos negativos de la situación que vivimos.

Hay dos sectores que son estratégicos para convertirse en motores de crecimiento económico en el país y para ayudarnos a salir adelante de la crisis. Estamos hablando del sector minero y del sector agroindustrial, ambos han contribuido juntos en los últimos años con una cifra cercana al 15% del PBI del país. Estas dos actividades también tienen un impacto importante en la activación de otros sectores industriales como la construcción (asociada a la actividad minera) y que como consecuencia de ese efecto generan muchos puestos de trabajo.

A diferencia de otros sectores económicos como el turismo, que se han visto seriamente afectados por la pandemia produciendo la quiebra de líneas aéreas, hoteles, restaurantes u otros negocios relacionados, la agroindustria se ha mantenido a flote debido a que se trata de una actividad que provee de alimentos a los mercados mundiales y en épocas de crisis la comida siempre ha sido vista como un producto de primera necesidad. La minería, aunque se vio afectada por la paralización inicial de sus actividades debido a la cuarentena y la pandemia, no ha sufrido una caída estrepitosa en su demanda mundial y se estima que se convertirá en una actividad estratégica que acompañará los procesos de recuperación e inversión en los países después de la pandemia.

Estas dos actividades sin embargo no están exentas de dificultades y problemas que deberán de afrontar con éxito para poder convertirse en esos motores que impulsen el desarrollo nacional durante y post pandemia. Uno de los problemas que comparten ambas actividades es sin duda el tema sanitario y las medidas que se deben tomar para velar por la seguridad sanitaria de su personal. En la actualidad ante el aumento de contagios entre personal obrero que labora en estos sectores más el temor que se ha generado en sus familias al virus, ya se está sintiendo una escasez de mano de obra que está dificultando la actividad agroindustrial y poniendo en peligro la continuidad de algunos campamentos mineros.

Es preocupante la forma en que casos aislados en una comunidad puede servir de principal fuente de mano de obra a estas actividades, rápidamente escalan a contagios masivos, obligando a rotaciones más frecuentes de personal dedicado a estas actividades industriales. También hay sistemas de control que comprenden pruebas rápidas y moleculares que buscan prevenir que trabajadores afectados ingresen a laborar esparciendo el contagio, pero que tampoco dan una seguridad total. La realidad es que el aumento de contagios entre trabajadores está obligando a cuarentenas y medidas adicionales que dificultan la continuidad de las operaciones.

El temor al contagio también se ha convertido en un problema serio porque las familias influyen en la decisión de que sus integrantes decidan migrar hacia otras actividades económicas de menor riesgo, priorizando la salud de sus hijos a pesar de los sacrificios económicos que esto implica para ellos. Los reclutadores del sector agroindustrial en las temporadas de cosecha se ven obligados a extender sus programas a comunidades cada vez más alejadas e incluir a trabajadores sin experiencia ante la cantidad de colaboradores de anteriores campañas que no retornaron este año a las labores habituales. También algunos sindicatos de estos dos sectores presionan por más medidas de seguridad sanitaria que protejan a los trabajadores y sus familias.

En el caso del sector minero un reto inmenso es sin duda el manejo que se logre tener con las comunidades. Éste siempre ha sido un tema espinoso y complicado de manejar tanto para autoridades como para directivos de las empresas, sin embargo, estamos en un panorama de crisis que va a empeorar. En estas condiciones no solo las empresas necesitan retomar sus proyectos, sino que la gente necesita trabajo y recursos que le permitan afrontar la crisis económica. La única forma de salir airosos en esta encrucijada es que las partes lejos de entramparse en una disputa polarizada sepan anteponer los intereses comunes, en un proceso de negociación donde todos ganen.

Estamos en una crisis mundial y el Perú necesita empezar a mirar el futuro con esperanza. La minería y la agroindustria son sectores estratégicos para liderar una recuperación de la economía nacional. Es importante que el gobierno central, local y las empresas puedan tomar las medidas necesarias para permitir su mejor desarrollo.

 

 

 

 

 

 

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